Estimado(a) participante en el Curso de Iniciación a la Biblia:
Me dirijo a ti para invitarte a participar en esta fascinante aventura de conocer más de cerca la Biblia. Por ti mismo o por invitación de alguna otra persona hoy estás aquí delante de este material que al ojearlo te darás cuenta, si es la primera vez que te acercas a las Sagradas Escrituras tal vez te quedes perplejo porque al leer estas introducciones te preguntes… ¿de qué me están hablando?
Pero no te preocupes, adentrarse en lo desconocido causa un cierto temor o duda porque no conoces el destino final de este camino que estás iniciando. Lo más importante ya lo hiciste, has tomado una decisión acertada. Nunca te arrepentirás, las bendiciones que vas a recibir recompensarán tu esfuerzo.
Nos toca vivir un tiempo fascinante, unos lo llaman “tiempo de crisis”, otros lo consideran poco menos que “apocalíptico”; para nosotros es un tiempo de esperanza y llenos de retos muy interesante. Vivimos un cambio de época, o como se suele llamar, “cambio cultural”. Todo pasa tan rápido que apenas nos da tiempo para asimilar lo que acabamos de ver o hacer y ya está surgiendo algo nuevo.
Tal sucesión de acontecimientos nos causa zozobra o “stress”, como se le llama hoy. Entonces nos preguntamos una y otra vez, ¿qué está pasando?, ¿qué tengo que ver yo con todo esto?, para terminar pensando, “no entiendo, y esta vida no tiene sentido”.
Sin embargo, también nos podemos preguntar, ¿qué diferente es hoy de otras épocas en la búsqueda del sentido de la vida? Salvando la distancia del tiempo y las costumbres, ayer como hoy, la búsqueda de sentido es igual. El hombre o la mujer que no tiene a Dios en su vida, convierte en un “sinsentido” su misma existencia.
Buscar y encontrar a Dios fue entonces, para el pueblo de Israel y también para nosotros hoy, la tarea que nos ocupa en este breve lapso de tiempo que nos toca vivir en este mundo. La experiencia de fe que vivieron nuestros antepasados y la que queremos vivir nosotros en este tiempo de gracia, nos lleva a escribir una nueva página en la propia historia de salvación.
La Biblia no es un libro fácil, pero a su vez, es fascinante. Siguiendo progresivamente el estudio de este gran Libro, o mejor dicho, Libros porque son 73, entenderemos el por qué de la vida y nuestra misión dentro de este mundo tan cambiante.
¡Felicidades y bienvenido a esta aventura!
Pbro. Emmanuel Corezam
jueves, 19 de marzo de 2009
jueves, 22 de enero de 2009
La Lectio Divina
Lectio Divina es una expresión latina que significa "lectura divina" o "lectura de Dios". Es una forma de entrar en diálogo con Dios, que nos habla a través de su Palabra.
La expresión Lectio Divina procede de Orígenes, un gran estudioso y amante de la Biblia, que vivió en Alejandría en el s. III a.C. Exhortaba a leer la Palabra de Dios con un corazón abierto y en clima de oración. Pero fue durante la Edad Media, en el seno de los monasterios, donde esta lectura orante de la Biblia se fue practicando y se sistematizó.
¿Cuál es el itinerario que sigue?Guigo, un monje Cartujo que vivió en el s. XII, se imaginaba el itinerario de la Lectio Divina como una escalera de cuatro peldaños. El primero es la lectura, el segundo la meditación, el tercero la oración, y el cuarto la concentración. Se trata de un proceso dinámico de lectura en el que una etapa nace de la anterior. Es como el paso de la noche al día: es gradual, no sabemos en qué momento dejó de ser la noche para comenzar el día.
1o. Lectura: Conocer, respetar, situar.Es el punto de partida y debe hacerse con atenciòn y respeto. Consiste en leer y releer el texto, identificando los personajes y la acciòn, preguntàndose por el contexto y los destinatarios, para averiguar què es lo que el autor quiso decir a sus primeros destinatarios. Este estudio tiene tres niveles:Literario: Aproximarse al texto y analizar su estructura a travès de preguntas muy simples: ¿qué recursos literarios utiliza el autor? ¿Se trata de un relato, un poema, un código legal? ¿Cuál es el contexto en el que se sitúa el texto?...Histórico: Se trata de analizar la situación histórica que hay en el origen del texto para percibir mejor la encarnación de la Palabra.Teológico: Se pretende descubrir lo que Dios quería decirle al pueblo en aquella situación histórica. ¿Qué experiencia de fe transmite? ¿Qué nos dice acerca de Dios, de la historia, del mundo, de las personas?
2o. Meditación: Dialogar, actualizar.Decía San Jerónimo que por la lectura llegamos a la cáscara de la letra, intentando atravesarla; sólo con la meditación podemos llegar al fruto del Espíritu. La meditación nos ayuda a descubrir el sentido que el Espíritu quiere comunicar hoy a su Iglesia a través de los diversos pasajes de la Biblia. La pregunta que aquí nos hacemos es: ¿cuál es el mensaje que este pasaje tiene para mí, para nosotros?Es el momento de repartir la Palabra hasta descubrir el mensaje que encierra para nosotros hoy. Esta continua repetición interior es comparada a la acción de rumiar, y por eso los monjes la llamaban también rumiatio. A través de ella, la Palabra pasa de la boca al corazón hasta impregnar sus capas más profundas. Supone un esfuerzo de reflexión que pone en acción nuestra inteligencia.La meditación trata de establecer un diálogo entre lo que Dios nos dice en su Palabra y lo que sucede en nuestra vida. Se medita reflexionando, preguntando por ejemplo: ¿qué dieferencias y qué semejanzas encontramos entre la situación del pasaje que estmos leyendo y la nuestra? ¿qué cambio de comportamiento me sugiere? ¿qué quiere hacer crecer en mí, en nosotros? ... De este modo el mensaje del texto cobra actualidad y se convierte en un mensaje para mí, para nosotros.La meditación es una actividad personal, pero también es comunitaria. La búsquedaen común hace srgir la otra parte que ya posee, y fortalece en todos el sentimientode una fe comunitaria.Hemos dicho que la meditación actualiza el sentido del texto hasta dejar claro lo que Dios nos pide. Pero, ¿en qué momento pasar de la meditación a la oración? Cuando está claro lo que Dios nos pide, también aparece con nitidez nuestra incapacidad y falta de recursos. Es el momento de la síplica: "Señor, levántate, socórrenos" (Sal 44,27). En otras palabras, la meditación es semilla de oración. Practicándola se llega a la oración.
3o. Oración: Suplicar, alabar, recitar.La oración, provocada por la meditación, comienza con una actitud de admiración silenciosa y de admiración al Señor, "porque nosotros no sabemos rezar como conviene" (Rom 8,26). Con ella se inicia la segunda parte del diálogo. La pregunta aquí es: ¿Qué me inspira decirle a Dios el pasaje que he meditado?Hasta ahora hemos intentado escuchar a Dios que nos habla en su Palabra, pero esta ecucha nos mueve a dirigirnos a Aquél cuya palabra hemos escuchado. Es una respuesta profundamente nuestra, que expresa en la súplica, la albanza, la acción de gracias, la queja...La oración provocada por la meditación también puede consistir en recitar oraciones que ya existen: algún Salmo, alguna frase de la Biblia que resuma mi reflexión ...¿En qué momento debemos pasar de la oración a la contemplación? Cómo ocurría en los pasos anteriores, no hay respuesta fija. La contemplación es lo que queda en los ojos y en el corazón una vez terminada la oración. Es el punto de llegadfa de la LECTIO para un nuevo comienzo.
4to. Contemplación: Ver, saborear, actuar.Es la culminaciónde todo el camino. La contemplación que resulta de la Lectio Divina es la actitud de quien se sumergeen el interior de los acontecimientos para descubrir y saborear en ellos la presencia activa y creadora de la Palabra de Dios, y además intenta comprometerse con el proceso transformador de la historia que esta Palabra provoca. No supone en modo alguno una evasión de la realidad, sino una penetración en lo más profundo de la historia y del designio salvadorde Dios, que lleva al compromiso y a la acción para hacer presente en el mundo dicho designio salvador.
La expresión Lectio Divina procede de Orígenes, un gran estudioso y amante de la Biblia, que vivió en Alejandría en el s. III a.C. Exhortaba a leer la Palabra de Dios con un corazón abierto y en clima de oración. Pero fue durante la Edad Media, en el seno de los monasterios, donde esta lectura orante de la Biblia se fue practicando y se sistematizó.
¿Cuál es el itinerario que sigue?Guigo, un monje Cartujo que vivió en el s. XII, se imaginaba el itinerario de la Lectio Divina como una escalera de cuatro peldaños. El primero es la lectura, el segundo la meditación, el tercero la oración, y el cuarto la concentración. Se trata de un proceso dinámico de lectura en el que una etapa nace de la anterior. Es como el paso de la noche al día: es gradual, no sabemos en qué momento dejó de ser la noche para comenzar el día.
1o. Lectura: Conocer, respetar, situar.Es el punto de partida y debe hacerse con atenciòn y respeto. Consiste en leer y releer el texto, identificando los personajes y la acciòn, preguntàndose por el contexto y los destinatarios, para averiguar què es lo que el autor quiso decir a sus primeros destinatarios. Este estudio tiene tres niveles:Literario: Aproximarse al texto y analizar su estructura a travès de preguntas muy simples: ¿qué recursos literarios utiliza el autor? ¿Se trata de un relato, un poema, un código legal? ¿Cuál es el contexto en el que se sitúa el texto?...Histórico: Se trata de analizar la situación histórica que hay en el origen del texto para percibir mejor la encarnación de la Palabra.Teológico: Se pretende descubrir lo que Dios quería decirle al pueblo en aquella situación histórica. ¿Qué experiencia de fe transmite? ¿Qué nos dice acerca de Dios, de la historia, del mundo, de las personas?
2o. Meditación: Dialogar, actualizar.Decía San Jerónimo que por la lectura llegamos a la cáscara de la letra, intentando atravesarla; sólo con la meditación podemos llegar al fruto del Espíritu. La meditación nos ayuda a descubrir el sentido que el Espíritu quiere comunicar hoy a su Iglesia a través de los diversos pasajes de la Biblia. La pregunta que aquí nos hacemos es: ¿cuál es el mensaje que este pasaje tiene para mí, para nosotros?Es el momento de repartir la Palabra hasta descubrir el mensaje que encierra para nosotros hoy. Esta continua repetición interior es comparada a la acción de rumiar, y por eso los monjes la llamaban también rumiatio. A través de ella, la Palabra pasa de la boca al corazón hasta impregnar sus capas más profundas. Supone un esfuerzo de reflexión que pone en acción nuestra inteligencia.La meditación trata de establecer un diálogo entre lo que Dios nos dice en su Palabra y lo que sucede en nuestra vida. Se medita reflexionando, preguntando por ejemplo: ¿qué dieferencias y qué semejanzas encontramos entre la situación del pasaje que estmos leyendo y la nuestra? ¿qué cambio de comportamiento me sugiere? ¿qué quiere hacer crecer en mí, en nosotros? ... De este modo el mensaje del texto cobra actualidad y se convierte en un mensaje para mí, para nosotros.La meditación es una actividad personal, pero también es comunitaria. La búsquedaen común hace srgir la otra parte que ya posee, y fortalece en todos el sentimientode una fe comunitaria.Hemos dicho que la meditación actualiza el sentido del texto hasta dejar claro lo que Dios nos pide. Pero, ¿en qué momento pasar de la meditación a la oración? Cuando está claro lo que Dios nos pide, también aparece con nitidez nuestra incapacidad y falta de recursos. Es el momento de la síplica: "Señor, levántate, socórrenos" (Sal 44,27). En otras palabras, la meditación es semilla de oración. Practicándola se llega a la oración.
3o. Oración: Suplicar, alabar, recitar.La oración, provocada por la meditación, comienza con una actitud de admiración silenciosa y de admiración al Señor, "porque nosotros no sabemos rezar como conviene" (Rom 8,26). Con ella se inicia la segunda parte del diálogo. La pregunta aquí es: ¿Qué me inspira decirle a Dios el pasaje que he meditado?Hasta ahora hemos intentado escuchar a Dios que nos habla en su Palabra, pero esta ecucha nos mueve a dirigirnos a Aquél cuya palabra hemos escuchado. Es una respuesta profundamente nuestra, que expresa en la súplica, la albanza, la acción de gracias, la queja...La oración provocada por la meditación también puede consistir en recitar oraciones que ya existen: algún Salmo, alguna frase de la Biblia que resuma mi reflexión ...¿En qué momento debemos pasar de la oración a la contemplación? Cómo ocurría en los pasos anteriores, no hay respuesta fija. La contemplación es lo que queda en los ojos y en el corazón una vez terminada la oración. Es el punto de llegadfa de la LECTIO para un nuevo comienzo.
4to. Contemplación: Ver, saborear, actuar.Es la culminaciónde todo el camino. La contemplación que resulta de la Lectio Divina es la actitud de quien se sumergeen el interior de los acontecimientos para descubrir y saborear en ellos la presencia activa y creadora de la Palabra de Dios, y además intenta comprometerse con el proceso transformador de la historia que esta Palabra provoca. No supone en modo alguno una evasión de la realidad, sino una penetración en lo más profundo de la historia y del designio salvadorde Dios, que lleva al compromiso y a la acción para hacer presente en el mundo dicho designio salvador.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)